domingo, 12 de julio de 2020

PERDER EL NORTE

Me borré. Hace dos meses decidí desaparecer de estos foros. Tomarme un descanso. Dedicar un tiempo a la reflexión.
Acababa de bloquear por primera vez a alguien en Facebook. Nunca antes lo había hecho, y ya llevaba en la red más de diez años. Quizá, si se hubiera tratado de un desconocido, no me habría afectado tanto. Pero no, no era un desconocido. Tuve que bloquear a un amigo de toda la vida, compañero de andanzas desde los tiempos del colegio.
Que viniera a mi muro a vomitar insultos gruesos, sin atender a razones y creyéndose con todo el derecho a hacerlo, fue la gota que desbordó el vaso.
Desde que nos alcanzó esta tormenta, allá por el mes de marzo, he asistido perplejo a una riada de bulos, descalificaciones e infamias que, lejos de ayudarnos a salir del atolladero, nos hundían cada vez más en la desunión y la miseria moral. En medio de la tempestad más terrible que nuestra sociedad ha conocido, cuando más falta hacía que todos sumáramos fuerzas para dirigir nuestro barco a puerto seguro, algunos han aprovechado para sembrar la inquina entre nosotros. Sus fines no han sido nada altruistas: la verdad no estaba entre sus motivaciones. La conquista del poder y los beneficios personales que ostentarlo lleva aparejado ha sido su único fin.
La cosecha de odio de estos malnacidos ha dado sus frutos. La irrazonable ferocidad de mi amigo es consecuencia de ella. ¿Cuántos habrá como él en todo el territorio de esta España nuestra?
Las perversas intenciones de algunos han estado a punto de hacernos perder el norte.
No, no lo han conseguido.
El amor ha vencido al odio. La solidaridad de muchas personas anónimas que se han volcado para  ayudar a sus vecinos más vulnerables, o la de las decenas de restaurantes que han dedicado sus cocinas durante este tiempo a ofrecer menús para las familias sin recursos para subsistir, ha derrotado a aquellos que querían enfrentarnos. Son solo dos ejemplos, podría citar miles.
Esta mañana he escuchado en el programa No es un día cualquiera de RNE a uno de los responsables de la iniciativa #comidaparatodos (https://www.casadecomidascarmela.com/home/comida-para-todos/ ) y sus palabras me han hecho recobrar la fe en la humanidad. Nunca debemos olvidar que somos muchos más los que sumamos que aquellos que restan buscando el beneficio propio. Y que por muy fuertes que sean, y tengan a su disposición medios que no podemos ni imaginar, nosotros tenemos muchísimas más manos y corazones para hacer frente a toda su iniquidad.
Hoy más que nunca es necesario conjugar el verbo reflexionar, considerar, meditar... No dejarse arrastrar por las emociones que nos rodean e intentan inducirnos a actuar empujados por el dramatismo del momento. No responder a las provocaciones. No creer todo lo que nos digan.
Solo así podremos recuperar el rumbo perdido y alcanzar nuestro destino.


P.D.: La foto fue tomada en la Puerta del Sol de Madrid hace un par de días en torno a las doce de la mañana. El aspecto desolado de la plaza, tan querida para mí, sin embargo me hace fijarme en los que la ocupan, en que la vida sigue. Y es que, pese al COVID y la pandemia que nos asola, no deja de haber gente dispuesta a hacerse selfies frente al oso y el madroño...

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