jueves, 22 de julio de 2021

SOBRE RESEÑAS Y CRÍTICAS: NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE

Conversando en cierta ocasión con una reseñadora muy popular en cierta red social, me confesó que ella había comenzado a reseñar novelas en las redes con la esperanza de llegar a leer gratis. Y lo había conseguido. 

Son muchos los reseñadores que reciben lotes de libros de diversas editoriales. Si son populares, muchos más libros de los que pueden leer. Algunos, incluso, los revenden con el ánimo de darles una segunda vida y, por qué no, sacarse un dinerito. Nada hay que objetar a quien lee y anima a otros a hacerlo. ¿Nada? Bueno, quizá un pequeño detalle. En el pacto no escrito entre reseñadores y editoriales existe una clausula no escrita muy común en tantos otros ámbitos de la vida: no muerdas la mano que te alimenta.

Entre los reseñadores que, como yo, son a la vez escritores autopublicados se da también una costumbre colaborativa que ninguno suele declarar. Pongamos por caso que acabo de sacar mi última novela y quiero darle publicidad en las redes. Puedo enviarle mi libro a los cientos de reseñadores que pululan por el ciberespacio, pero el costo considerable de los envíos, y la poca probabilidad de que la mayor parte de ellos se dignen a redactar siquiera una breve nota sobre la obra de un escritor que no pertenece a la escudería de una potente editorial, hace este esfuerzo poco menos que inútil. Excepto si los reseñadores son escritores autopublicados como yo. Es ese caso, el principio de hoy por ti mañana por mí me garantiza un gran número de reseñas a las que tendré que corresponder con el paso del tiempo. Y, parece lógico que, si quiero obtener en el futuro comentarios favorables, me cuide muy mucho ahora de sacar el cuchillo de trinchar y despiezar esa novela que me han enviado y cuyo valor no sobrepasa el del papel que han usado para imprimirla.

Valga todo esto para explicar que no es lo mismo una reseña que una crítica. Por más que la mayoría de los reseñadores se vean a sí mismos como críticos. No, tampoco esos periodistas que escriben en la prensa de renombre y reciben un salario por sus artículo pueden considerarse críticos. Si eres un asiduo a sus publicaciones y únicamente encuentran espacio en ellas los autores de dos o tres editoriales, desconfía amigo lector.

Por cierto, yo no recibo libros de ninguna editorial ni regalo mis obras a otros escritores autopublicados para que me las reseñen. Y si comento la novela de algún amigo, lo digo.




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